lunes, 9 de mayo de 2016

Cuzco


Cuzco (o Cusco), la capital imperial de los incas, y cuando digo incas me refiero a los reyes, no a los habitantes del imperio que eran Quechuas y otras tribus. Aquí, a 3400 metros sobre el nivel del mar, el legendario inca Pachacútec decidió reconstruir la ciudad con el objetivo de impresionar a otras tribus, y lo consiguió: los jefes tribales eran invitados a Cuzco para ser disuadidos de levantarse en armas contra el inca y éstos, muy asombrados con lo que veían, decidían simplemente que era mejor aliarse con este pueblo tan avanzado en ingeniería que luchar contra él. Así fue como la influencia inca se extendió hasta acabar siendo el vasto imperio con el que se encontró Pizarro un siglo después.


 Cuando los españoles entraron en el imperio inca se encontraron con pueblos recientemente destruidos, signos de un imperio que estaba en plena guerra de sucesión. Justo cuando finalmente se encontraron con el inca Atahualpa, Cuzco acababa de ser conquistada por su facción en detrimento de la de su hermano y Pizarro, bien conocedor de esto, jugó sus cartas brillantemente para acabar con Atahualpa y entrar en Cuzco como un liberador. Ni siquiera tuvo que saquear el oro y la plata, estos le fueron entregados como pago por el apoyo a la otra facción. Los españoles pusieron en el poder a un inca títere y así empezó la era colonial de la ciudad.
Por supuesto, la historia es mucho más compleja por lo que recomiendo el libro La conquista de los incas de John Hemming.

A pesar de todo lo que se destruyó durante la era colonial para dar paso a nuevos edificios, todavía quedan varias construcciones incas en pie en Cuzco. La mejor conservada es posiblemente Coricancha; un templo dedicado al dios sol sobre el que fue erigido el convento de Santo Domingo, siguiendo la norma religiosa de construir templos sobre templos, engullendo así la religión previa, cuando no enterrándola directamente en el olvido.

Los templos incas, no obstante, no son nada fáciles de destruir: construidos con bloques de piedra de varias toneladas que encajan perfectamente sin necesidad de mortero, estas construcciones eran a prueba de seísmos como han demostrado sobreviviendo a los diversos terremotos que han sacudido la ciudad hasta hoy en día.

En la actualidad, Cuzco tiene una energía impresionante. Lo viejo se funde con lo nuevo en una atmosfera hippie-mochilera que hace de la ciudad un sitio muy especial.