domingo, 22 de febrero de 2015

El Camino


 En las pasadas navidades 2013/2014 me empezó a rondar la idea de volver a hacer el Camino de Santiago en verano, esta vez a pie y siguiendo el camino francés. Ania y Kasia se unieron a la aventurilla entusiasmadas y empezamos a planear el viaje.

 El bastón del caminante acaba siendo el objeto más preciado durante el camino.

 La sidra fue la bebida por excelencia del camino.

 Al final contábamos con 9 días para hacer el camino así que mi plan inicial fue caminar unos 30 Km al día más o menos, descansando en las paradas más populares pero en cuanto se lo propuse a las polacas la reacción fue "Kurwa 30Km!" así que reducimos la distancia y decidimos empezar en O Cebreiro para hacer menos kilometros diarios.

 Amanecer gallego

 El primer día de caminata nos levantamos pronto y llenos de entusiasmo por empezar. El Camino de Santiago está muy bien señalizado y es difícil perderse pero para garantizarse una cama en el albergue de destino hay que madrugar bastante y a las 6 de la mañana está oscuro como la boca del lobo. Total que el primer día ya la liamos, en la foto de arriba es de cuando Ania y yo descubrimos con las primeras luces del alba, haber andado por camino equivocado y Kasia desaparecida.

 Al final tras preguntar a un par de coches que pasaban pudimos volver a encontrar el camino correcto.

 Frutas del bosque.

 El verde del norte de España.

 Triacastella.

 Rivendell.

Durante el Camino tuve mucho tiempo para reflexionar sobre la vida y la verdad es que uno acaba en Santiago quizá no mucho más sabio, ya que no hay muchas nuevas informaciones que el cerebro esté adquiriendo, pero sí con un mejor entendimiento de uno mismo y de las cosas que te hacen ser como eres. En la rutina del día a día, nunca me paro a pensar ni un momento en las cosas en las que pensé cuando tenía que andar 5 horas al día y dormir cada día en distintos lugares rodeado de extraños. Uno tiene que viajar y vivir experiencias de este tipo para ser más feliz.

La casa verde

 El monasterio de Samos tiene un albergue muy humilde pero cuando uno esta cansado de verdad puede dormir bien en cualquier sitio.

 El guardián del puente.

 Durante el camino a veces nos encontramos con lugares con algo de comida y bebidas para los peregrinos. Este concretamente nos vino genial pues estábamos agotados y esto te sube la moral.

Continuará...

viernes, 20 de febrero de 2015

Bucarest


Me hubiera encantado mostrar más y mejores fotos de la capital de Rumanía pero la falta de tiempo y las ganas de fiesta no me lo permitieron.

 Llegué a Bucarest la misma tarde que visité Sinaia y aproveché el poco rato de luz que quedaba para tomar estas fotos. Mi plan era levantarme al día siguiente temprano para ver la ciudad más en profundidad y luego dirigirme al aeropuerto. No me podía imaginar en aquel momento que me iba a acostar más o menos a la misma hora que me pensaba levantar.

 Tras dejar todas mis cosas en el albergue salí a tomar una cerveza y observar el panorama nocturno de la ciudad. A lo pocos minutos un grupo de rumanos me invitó a sentarme con ellos y empezaron a pedir metros de cerveza. Sí, metros. Un metro de cerveza consiste en una tabla de aproximadamente esa medida con 6 pintas de cerveza sobre ella.

 Pasé la noche entera de fiesta como si fueran mis amigos de toda la vida y terminé volviendo al albergue a las 7 de la mañana habiendo perdido las llaves y con una trompa considerable así que pasé la mañana durmiendo en vez de hacer turismo por la ciudad, pero no es algo de lo que me arrepienta ya que lo mejor de Bucarest es la vida nocturna y fue simplemente genial experimentarla con tan buena gente.