La iglesia de San Nicolás es la iglesia ortodoxa más bonita que encontré en Brasov. Está situada fuera de los muros de la ciudad pero merece la pena andar unos minutos para visitarla.
Las campanas de la iglesia de San Nicolás se encuentran apartadas del edificio principal.
Detrás de edificios de aspecto ruinoso se esconden jardines secretos. Solo hay que perderse por las calles de Brasov para acabar encontrando alguno.
Incluso en la ciudadela de lo alto de la colina hay un lugar para relajarse a la sombra.
A pesar de haber planeado mi viaje a Rumanía solo, cada día que estuve allí conocí a gente maravillosa y rara vez me sentí solo. Esta es Ilona en la Torre Blanca con el centro histórico detrás.
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