jueves, 6 de noviembre de 2014

Sinaia y el Castillo de Peles


 Antes de volver a Bucarest decidí detenerme en Sinaia para visitar el que me habían dicho era el castillo más impresionante de los Cárpatos: el Castillo de Peles.

Simplemente el ascenso de 20 minutos que lleva al castillo a través del bosque ya merece la pena. Pura belleza de los Cárpatos.

 Al salir del bosque y divisar el castillo tuve la impresión de estar en un cuento de hadas. En serio, toparse con este impresionante palacio en medio de las montañas te hace recordar las historias de príncipes y princesas al más puro estilo Disney.

 El castillo fue construido a finales del siglo XIX para servir como residencia de verano al rey Carol I. El monarca decoró todo su exterior de estatuas, fuentes y jardines transformándolo en un lugar de ensueño.


 El palacio fue usado también por posteriores monarcas y más recientemente por Ceausescu para entretener a lideres extranjeros de visita en Rumanía. Personalidades como Richard Nixon, Gerald Ford y Moamar Gaddafi han estado aquí.




 El interior del palacio es aún más espectacular. Tiene 160 habitáculos decorados con todo tipo de lujos. Las fotos no le hacen justicia ya que mi cámara no se comporta demasiado bien en interiores pero os podéis hacer una idea de la pomposidad de cada una de las salas.




miércoles, 5 de noviembre de 2014

Râsnov


Pido disculpas, la regularidad no es lo mío. He estado liado con cambios importantes en mi vida y he dejado el blog apartado. Ahora que empiezo a asentarme en mi nuevo trabajo y ciudad, es momento de retomar el blog desde donde lo dejé.
Tras visitar Bran, me subí en otro autobús destartalado con un destino mucho menos turístico: Râsnov.

 La fortaleza de Râsnov fue construida por los Caballeros Teutónicos en el siglo XIII para defenderse de las invasiones tártaras aunque sus orígenes pueden remontarse a la época de los Dacios.

 Los Teutones eligieron un sitio de excelente valor estratégico para construir sus murallas permaneciendo inexpugnables durante las incursiones tártaras y otomanas durante siglos.

 La fortaleza se abandonó finalmente en el año 1850 aunque aún se conservan algunas casas de aspecto ruinoso en su interior, hoy en día convertidas en tiendas.

 Desde lo alto las vistas son impresionantes. Merece la pena sentarse unos minutos simplemente contemplando el paisaje. A un lado, los boscosos Montes Cárpatos y al otro el pueblo y una extensa llanura.

Por lo general, la gente que visita esta zona de Rumanía van como locos a visitar el Castillo de Bran. Sin embargo, los restos de la ciudadela de Râsnov me pareció un lugar más mágico, más tranquilo y bastante más barato que la supuesta residencia de Drácula.