jueves, 31 de diciembre de 2015

Sofía

 La catedral de Alexander Nevski

 Tranvía

 El edificio del partido comunista

 En esta ciudad tuve que decir adios a Mateusz y Karolina que cogieron un avión de vuelta a Inglaterra pero no me quede solo por mucho tiempo. Al caer la noche, tuve la ocasión de unirme al pub tour que organizaba el albergue y gracias al ambiente rockero nocturno de la ciudad y a la hospitalidad de los búlgaros me sentí mejor que en casa. Si te gusta el metal, Sofía es la mejor ciudad para salir de fiesta que se me ocurre: casi todos los pubs están dedicados a este tipo de música y bandas internacionales visitan frecuentemente la ciudad para tocar en festivales que reúnen a cientos de miles de personas, como el 'The Big 4' que fue incluso retransmitido en cines de alrededor del mundo por la importancia que tuvo reunir a Metallica, Megadeth, Anthrax y Slayer.

 Sofía cuenta con innumerables terrazas para comer o tomar algo.

 Los tranvías me encantan porque son útiles, baratos y le dan a las ciudades un toque histórico.

 Una de las iglesias más curiosas se haya medio escondida en una boca de metro. Parece que todo lo que en su momento hubiera alrededor de ella hubiera sido destruido para dar paso a la modernidad, quedando aislada en el pasado.

 La iglesia de San Jorge que data de la época romana (s.III)

 El teatro nacional

 El ajedrez sigue siendo popular en Bulgaria y en los parques hay varias mesas con tablero incorporado.

Iglesia de Santa Sofía

 La mezquita Banya Bashi es de lo poco que queda de la época otomana. Su constructor fue el mismo que erigió la Mezquita Azul de Estambul

 Cuando vas a coger el metro, en varias paradas te puedes encontrar con los restos de la muralla que protegía la ciudad en la época romana.

 Estas baldosas son únicas del centro histórico de la ciudad y tienen también su historia. Las encargaron por el color dorado que tienen, que ciertamente embellece las calles y les costaron un pastón pero tienen un gran problema: cuando llueve, son muy resbaladizas y tanto la gente de la ciudad como los vehículos que circulan por ella, tienen que tener mucho cuidado ya que cada año provocan bastantes accidentes.

 Anita se unió a mi para la segunda mitad del viaje por los Balcanes justo al día siguiente de irse Mateusz y Karolina. Aquí está posando frente al museo de arte, que por cierto, estaba cerrado por reformas cuando fuimos.

 ¿Por qué esta impresionante catedral lleva el nombre de un héroe ruso del siglo XIII? Bueno pues resulta que en realidad es una catedral que conmemora a los 200.000 rusos que perdieron la vida en la guerra turco-rusa por la independencia de Bulgaria e incluso, fue diseñada por un arquitecto ruso, por lo que entonces tiene sentido haberla nombrado Alexander Nevski.


martes, 15 de diciembre de 2015

La fortaleza de Veliko Tarnovo.

 Sobre una de las tres colinas que conforman Veliko Tarnovo se haya la fortaleza que antaño protegió la ciudad. Dentro de su muralla no quedan más que ruinas pero las vistas desde dentro hace que merezca la pena la visita.






domingo, 13 de diciembre de 2015

Veliko Tarnovo

 Desde la costa del mar negro nos dirigimos al corazón de Bulgaria: la ciudad de los zares, Veliko Tarnovo. Durante el periodo Bizantino esta fue la autodenominada tercera roma y más tarde cuando se independizo, fue la capital del Segundo Imperio Búlgaro. Erigida sobre 3 colinas, los habitantes se ven obligados a subir y bajar varias cuestas en sus quehaceres diarios pero este pequeño inconveniente de nuestros días debió de ser una maravillosa ventaja en el pasado como posición defensiva frente a los ataques otomanos y de hecho la fortaleza situada en la colina principal parece realmente inexpugnable.

 A pesar de todo, la ciudad cayo  bajo dominio otomano en 1393 así como el resto de Bulgaria. Pero eso no fue el fin de la historia. Los turcos nunca pudieron acabar con el espíritu nacional de los búlgaros y la ciudad protagonizo varios levantamientos durante los siglos de dominio hasta que al final como resultado de la guerra ruso-turca, Bulgaria volvió a levantarse como un estado independiente en 1879. Es de mencionar que el primer parlamento que se reunió para aprobar la constitución, lo hizo en Veliko Tarnovo y que cuando el zar Fernando en 1908 declaró la completa independencia, decidió también hacerlo aquí.

 Actualmente Veliko Tarnovo es una ciudad de estudiantes durante el invierno y de turistas durante el verano. Se dice que hay mucho arte urbano en la ciudad pero todo lo que vimos era de este estilo, o sea nada que no tenga cualquier otra ciudad.


 La mayoría de los edificios son bastante antiguos lo que le da a la ciudad un encanto especial.

 La artesanía florece en las ciudades turísticas y Veliko Tarnovo no es una excepción.


Estos murales que decoran algunos edificios homenajean a aquellos que lucharon por la independencia búlgara,


 Uno de los estudiantes ejecutados por los turcos para dar ejemplo de lo que les espera a aquellos que luchen por la independencia.


 Veliko Tarnovo es muy verde. Uno tiene la sensación de estar paseando por un pueblo en lugar de una ciudad.

 En Bulgaria se come en cantidad, calidad y bastante barato.  Uno de los mejores países en que he estado (si no el mejor)  para ir de ruta gastronómica.

 El monumento de Asen homenajea a los antiguos zares.




domingo, 6 de diciembre de 2015

El mar negro

 Dejamos atrás Estambul subidos en un bus con destino Burgas, en la costa búlgara del mar negro. Otro terrible viaje nocturno, en este caso con cruce de frontera incluido donde tuvimos que bajarnos en un hangar a que inspeccionaran nuestros equipajes. Bienvenidos a la U.E! Cuando finalmente llegamos a Burgas, son las 4 de la madrugada y no tenemos reservado ningún sitio para dormir así que decidimos plantarnos en la playa para ver el amanecer y esperar hasta que abriese alguna cafetería.


Burgas es la principal ciudad de la zona pero aparte de sus extensas playas de arena no tiene mucho más que ofrecernos así que después de desayunar, decidimos que es el momento de coger un bus a Sozopol para pasar el día.





Sozopol es un antiguo pueblo costero que se llena de turistas, especialmente rusos y búlgaros en verano. Por el día, disfrutamos de la playa y anduvimos por toda la zona de la costa y al llegar la noche, coincidimos con un festival de folk y visitamos el casco antiguo del pueblo.



 En el 2012 aparecieron en Sozopol los restos de un esqueleto con una barra de hierro clavada en la zona del corazón. Se trataba de Krivich, el noble a cargo de la fortaleza y conocido por su crueldad al que al parecer, los ciudadanos exhumaron su cadaver y le clavaron la barra para asegurarse que no regresara de la tumba como vampiro.