domingo, 13 de diciembre de 2015

Veliko Tarnovo

 Desde la costa del mar negro nos dirigimos al corazón de Bulgaria: la ciudad de los zares, Veliko Tarnovo. Durante el periodo Bizantino esta fue la autodenominada tercera roma y más tarde cuando se independizo, fue la capital del Segundo Imperio Búlgaro. Erigida sobre 3 colinas, los habitantes se ven obligados a subir y bajar varias cuestas en sus quehaceres diarios pero este pequeño inconveniente de nuestros días debió de ser una maravillosa ventaja en el pasado como posición defensiva frente a los ataques otomanos y de hecho la fortaleza situada en la colina principal parece realmente inexpugnable.

 A pesar de todo, la ciudad cayo  bajo dominio otomano en 1393 así como el resto de Bulgaria. Pero eso no fue el fin de la historia. Los turcos nunca pudieron acabar con el espíritu nacional de los búlgaros y la ciudad protagonizo varios levantamientos durante los siglos de dominio hasta que al final como resultado de la guerra ruso-turca, Bulgaria volvió a levantarse como un estado independiente en 1879. Es de mencionar que el primer parlamento que se reunió para aprobar la constitución, lo hizo en Veliko Tarnovo y que cuando el zar Fernando en 1908 declaró la completa independencia, decidió también hacerlo aquí.

 Actualmente Veliko Tarnovo es una ciudad de estudiantes durante el invierno y de turistas durante el verano. Se dice que hay mucho arte urbano en la ciudad pero todo lo que vimos era de este estilo, o sea nada que no tenga cualquier otra ciudad.


 La mayoría de los edificios son bastante antiguos lo que le da a la ciudad un encanto especial.

 La artesanía florece en las ciudades turísticas y Veliko Tarnovo no es una excepción.


Estos murales que decoran algunos edificios homenajean a aquellos que lucharon por la independencia búlgara,


 Uno de los estudiantes ejecutados por los turcos para dar ejemplo de lo que les espera a aquellos que luchen por la independencia.


 Veliko Tarnovo es muy verde. Uno tiene la sensación de estar paseando por un pueblo en lugar de una ciudad.

 En Bulgaria se come en cantidad, calidad y bastante barato.  Uno de los mejores países en que he estado (si no el mejor)  para ir de ruta gastronómica.

 El monumento de Asen homenajea a los antiguos zares.




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