miércoles, 29 de julio de 2015

Antalya

 Vacaciones de verano ! Este año además tengo bastantes días así que es momento de planear un viaje largo que empiece en Turquía y atraviese los Balcanes hasta llegar a Hungría. Lo de planificar no es lo mío y mucho menos lo de mi compañero de viaje Mateusz así que lo único que compré fue un billete de avión de ida a Antalya y un billete de vuelta desde Budapest a Madrid. El resto se lo dejé a la improvisación y a la aventura.

 Que alegría sentimos Mateusz y yo cuando al bajar del avión sentimos el calor del sol, algo tan raro en Inglaterra donde ¿como no? llovía a mares cuando despegamos. Tardamos casi tres horas entre esperas y equivocaciones en llegar al centro de la ciudad pero nos daba igual: teníamos muchos días de vacaciones por delante, hacía buenísimo y con tanto viaje en bus estábamos empezando a conocer a los turcos.

 En Inglaterra la gente que trabaja en el sector servicios es super amable, de hecho es demasiado amable. Sobreactuan un montón con esas sonrisas falsas y esa forma de hablarte como si fueras su ídolo de su infancia, incluso cuando vas en pijama, oloroso y despeinado a comprar la leche porque te has quedado sin ella para desayunar. Sin embargo, la gente de la calle que te cruzas o te encuentras en el autobus son bordes a más no poder. En Turquía pasa lo contrario por extraño que parezca. La gente de la calle es amable, te sonríe y siempre está dispuesta a echarte una mano pero la que trabaja en servicios te pone mala cara y te habla con mala leche en un ingles pésimo o directamente en turco y se la sopla si no les entiendes. Deben de pensar "ya viene el infiel este a comerse mi kebab, ya me va a hacer moverme para llevarle un té, jope que pereza explicarles a estos guiris a donde viaja nuestra compañía de buses, voy a pasar de ellos a ver si se van".

 En fin, ya llegados al centro lo primero que hacemos es ir a comer un kebab por supuesto y lo segundo dejar las cosas en la pensión para explorar la ciudad más ligeros. Un aviso para los mochileros: a excepción de Estambul, Turquía es un país donde apenas hay albergues (Hostels) si se va por lo barato hay que ir a pensiones que suelen ofrecer en las estaciones de autobuses cuando llegas a una ciudad o pueblo, que están bastante bien pero se pierde la esencia de sitio de encuentro de mochileros que tienes en los albergues.

El casco antiguo de Antalya es ideal para pasear. Lo mejor que se puede hacer es perderse por las callejuelas que hay llenas de teterías para encontrarse de cuando en cuando con ruinas imponentes que datan la mayoría de ellas del pasado griego y romano de la ciudad. También hay edificios otomanos interesantes pero lo más bonito de todo es el puerto de aguas cristalinas y lleno de preciosos barcos para el turista rico.

 Mateusz disfrutando del primer kebab del viaje. Durante toda nuestra estancia en Turquía se alimento casi exclusivamente de Kebab para comer y para cenar y no engordó ni un gramo, lo que confirma mis sospechas de que cogió la tenia en su último viaje a la India.

 mmm...kebab. Estaba bueno pero la verdad es que como los de Santander nada, ¿que le echarán?

 Al haber ido el domingo por la tarde no pudimos visitar el museo de Antalya pero al parecer tiene muchas cosas de la antiguedad desde la era del bronce, lo que sin duda ha de ser interesante ya que Antalya se haya en la Media Luna Fertil donde surgieron las primeras civilizaciones.

 El puerto.

 Las pocas playas que hay en el centro de Antalya son como esta:  privadas. Si quieres darte un baño te tienes que tomar algo en el restaurante de turno.

 Otra cosa que me encanto de Antalya es la cantidad de bares guapos que tienen. No son muy tradicionales que digamos pero molan.

 El minaret de Yivli

 La mezquita no es nada especial pero fue la primera que vi en Turquía. Todavía estaba a unos días de maravillarme con la mezquita azul de Estambul.

La torre del reloj.

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