domingo, 1 de marzo de 2015

El Camino II


 Seguimos caminando acercándonos más y más a Santiago. Los paisajes a nuestro alrededor son alucinantes y realmente merecen la pena los madrugones que nos pegamos para presenciar el amanecer a nuestro paso.



 Sigue las flechas amarillas y no te perderás (casi nunca).



 De aquí a Santiago solo 100 Km, animó!

 Normalmente hacemos una parada en torno a las 9 de la mañana para desayunar y sellar la credencial del peregrino. Disfrutar de un buen café con bizcocho después de andar varias horas en ayunas se convierte en mi momento favorito del día.

 Ania disfrutando de un merecido descanso.

 Peregrinas.

 Barnabás, el bailarín hungaro que nos encontramos en este albergue nos dio una clase de estiramientos y nos abasteció de medicinas contra los dolores musculares. Viajaba con una mochila pequeña que hacía las veces de botiquín ya que dentro solo tenía pastillas, pomadas, sobres, agujas, gasas y vendas. A pesar de todo, el hombre se lesionó la rodilla y tras andar un par de días con nosotros tuvo que quedarse atrás para reponerse.

 Muere infiel.

 El bailarín en su salsa y Kasia bailando con el cura también.





 Ania jugando a las cartas en uno de los albergues. Durante estos ratos aprendí un par de juegos polacos para cartas la mar de divertidos.

 Finalmente! el monte del destino!! digo del gozo...

 La comida que nos metimos en Santiago no me dio tiempo ni a fotografiarla pues estábamos hambrientos.

 La catedral en obras. 

 Botafumeiro.

La credencial de peregrino sellada.

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