Sin duda alguna, esto fue lo que más me gustó de Budapest: el balneario Széchenyi. Pasé unas 4 horas de piscina en piscina sin aburrirme ya que cuenta con 15 en total, tres descubiertas y 12 en los recintos interiores común rango de temperaturas amplísimo. En unas te cueces y en otras te congelas.
Además ofrecen masajes si estas dispuesto a pagarlos. Para mi cuerpo fue más que suficiente los chorros de agua a presión y la diferencia de temperatura. Me quedé como nuevo y volvería a ir cada semana si viviera en Budapest.